Me avisan en el centro de salud para ir a ver una anciana que se encuentra cada vez peor, come poco, triste… Me desplazo al domicilio y me recibe una mujer joven.
“No le esperábamos tan pronto, pase por aquí.”
Y me invita a seguirla.
Cuál es mi sorpresa cuando pasamos por una zona de la casa en reformas, con el suelo levantado… y me señala el interior de una estancia con escombros en la puerta, la pared picada…
“Pase, pase, aquí es”. Ni que decir tiene que pensé: “¿Aquí tienen a la abuela? Con razón está triste… Igual está enferma… Tendré que hablar con Trabajos sociales porque esta anciana está desatendida…”.
Cuando entro veo que no hay nadie, sino más escombros y el suelo levantado. Miro extrañado a la señora y al verme el gesto de extrañeza me dice: “Ah, pero ¿usted no es el fontanero?”…
¡Zás! Quizá esperaba que fuera con bata al domicilio.
No puedo contigo… jajajajaja