Sí, hoy se acaba el mundo. Hoy. No sabemos cuándo. Quizá ya… No, ya no. Quizá cuando te dispongas a salir a la calle. Quizá al caer la tarde. Quizá un instante antes de que las agujas reloj empiecen a caminar por el mañana. ¿Y?
¿Qué vas a hacer? ¿A qué vas a dedicar este último día? ¿En qué vas a ocupar tu tiempo en estas últimas horas de vida?
Quizá esta reflexión sea la único positivo que podemos sacar de ideas absurdas como estas en las que el mundo que tiene todas las necesidades cubiertas (y no sólo las básicas) se entretiene mientras la otra parte del mundo muere cada día por falta de alimento, de sanidad…
¿Qué harías si hoy, realmente, fuera el fin del mundo? ¿A qué dedicarías estas últimas horas? ¿Con quién las compartirías?…
Y ahora, cuando ves que el mundo realmente no se acaba hoy sino que, simplemente, se sigue acabando hoy. Sigue desgraciadamente tal y como estaba. ¿Por qué no haces esas mismas cosas que pensabas?
¿A qué esperas para hacer lo que realmente te llena? ¿A qué esperas para sentarte a jugar con tus hijos? ¿A qué esperas para decir te quiero a esa persona tan importante?. ¿A qué esperas para disfrutar cada instante?…
¿A qué esperas?
¿Necesitas para hacerlo que se esté acabando el mundo?
Pues aprovecha entonces, que hoy se acaba el mundo. Vive el día intensamente, que es el último. Y mañana, igual.
Qué mejor regalo de Navidad para ti y los tuyos que empezar a vivir intensamente cada día como si fuera el último.
Cada día es el fin del mundo para muchas personas, y el primero para muchos otros. Todo se crea y se recrea continuamente, para formar un presente. Un presente inasible, que siempre se nos escapa de las manos, que si puedes pensar en él, ya es pasado.
Los dirigentes se empeñan en convencernos que todo debe cambiar para seguir igual, pero la realidad se empeña es desmentirnos continuamente: aunque todo parezca igual, no deja de cambiar…
gracias por el blog
Efectivamente, Marcos. En nuestra mano está que cambie para mejor. En nuestra mano está disfrutar cada instante dando prioridad a lo realmente importante y, como oí una vez, haciendo cosas que luego estemos orgullosos de contar a nuestros nietos.
Un abrazo y gracias por comentar.