Un estupendo post sobre el Thrombocid, tomado con permiso de Southern Exposure
Una de las leyendas urbanas más extendidas en salud es la que tiene que ver con la pomada del tubo amarillo y negro, que en el ideario popular es una especie de panacea untuosa contra todo tipo de males causados por golpes y contusiones.
No es extraño que llegue alguien a la consulta refiriendo lo mal que se encuentra tras un traumatismo accidental, haciendo hincapié en que a pesar de haberse dado friegas constantes con este producto, el dolor y la inflamación persisten.
Éste es el momento del desengaño.
El Thrombocid ® (de laboratorios Lacer) no alivia el dolor. Y no, tampoco baja la inflamación. La indicación del ácido pentanopolisulfúrico, es estética, favoreciendo la eliminación de la sangre “derramada” en las varices y los hematomas.
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De todas maneras, precaución. No sólo la eficacia es controvertida, sino que… tanto el ácido pentanopolisulfúrico como los componentes de la pomada en sí son muy irritantes.