El ritmo de vida que llevamos, la necesidad de garantizar unos ingresos mensuales, los problemas, las preocupaciones y también las buenas noticias cuando llegan a cambiar nuestra vida, la conciencia (esa que nos acompaña indefectiblemente)… todas estas cosas y otras muchas forman parte de nuestra vida y, como tales, afectan a toda ella. Nos hacen vivir más rápido, comer «fast», estar con la cabeza en «cuarenta sitios», cambiar nuestro humor… Pero, ¿qué ocurre cuando llega la hora de parar la mente, de descansar, de DORMIR… y no podemos?
El sueño es una función vital de nuestro organismo. Hay múltiples enfermedades que cursan con déficit de sueño (INSOMNIO) pero el sueño se ve afectado por mil y una circunstancias y por tanto, el Insomnio es algo que todos hemos vivido alguna vez (aunque sólo sea aquella noche antes del examen de fin de curso, o de aquel viaje tan deseado… o de aquel día que terminé con mi pareja).
Aquí tenéis unos consejos muy sencillos pero eficaces en el tratamiento de esta alteración del sueño. Algunos son de mayor interés en el insomnio persistente y otros son igualmente útiles para el insomnio ocasional.
– Procura acostarte y levantarte siempre a la misma hora. El hábito te ayudará a dormir. No te acuestes ni intentes dormir hasta que no tengas sueño.
– No duermas durante el día. Por la mañana limita el tiempo de permanencia en la cama si no duermes. No utilices tu dormitorio durante el día.
– Haz ejercicio diariamente a primera hora del día. No practiques ejercicio justo antes de acostarte.
– Toma una exposición adecuada a la luz solar durante el día.
– Evita comidas copiosas a la hora de acostarte, pero tampoco te acuestes con hambre. Un vaso de leche tibia puede ayudar a conciliar el sueño.
– Deja de fumar (al principio el sueño empeora, luego mejorará).
– Toma solo cafeína por la mañana y en cantidades limitadas.
– No bebas alcohol, al menos cuatro horas antes de acostarse. La ingesta excesiva de alcohol aunque produce somnolencia, es causa frecuente de despertares nocturnos.
– Mantén la habitación en condiciones óptimas para dormir (sin ruido, temperatura alrededor de 20º, sin exceso de luz, etc.).
– Realiza rituales antes de irte a la cama (cepillar los dientes, lavarse,…). Un baño caliente antes de acostarse te ayudará a relajarte.
– Vacía la vejiga antes de acostarte.
– Distráete de la forma que prefieras de las preocupaciones del día, al menos 2 horas antes de acostarte.
– Al acostarte practica una actividad que te relaje como escuchar música suave, leer textos sencillos y relajantes,…
– Duerme con prendas cómodas que no te molesten ni aprieten.
– Si los tienes, asegúrate que los dispositivos (gafas, audífonos, andador,…), están al lado de la cama.
– Si tomas medicinas que desencadenan actividad, como micción (diuréticos), tómalas lo más temprano posible, para evitar despertarte por la noche.
– Pregunta al médico si alguna de las medicinas que estás tomando podrían mantenerte despierto y, si es así, si puedes cambiarla por otra.
– Si te despiertas a causa del dolor, pide al médico un tratamiento para el mismo.
– Si alguna vez utilizas medicinas para dormir (siempre prescrito por un médico), intenta que sea por un tiempo limitado. Si este tiempo se prolonga por alguna razón, descansa alguno de los días de la semana.
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